Estás a punto de sumergirte en un viaje alucinante por el universo de los motion graphics, donde las formas se contorsionan, los colores gritan y el tiempo es solo otra dimensión donde poder jugar. Si crees que el diseño gráfico es cosa de estar sentado frente a un ordenador arrastrando vectores, prepárate para que te hagan cortocircuito las neuronas. Vamos a hablar de Saul Bass, el padrino rebelde de los títulos de crédito, el tipo que convirtió los openings en obras de arte. Ponte el cinturón y deja que tu retina se derrita con esta historia de cómo los motion graphics conquistaron la gran pantalla y cambiaron el juego para siempre.
El nacimiento de una revolución visual
Seguro que conoces openings como la de Mad Men o la de Atrápame si puedes, ¿verdad? Son maravillosas, pero hubo algo antes de ellas, algo que inspiró su creación, algo como “Vértigo“; alguien como Saul Bass.
El bueno de Saul tenía un don para simplificar lo complejo y hacerlo fascinante. “Hay que aprender a dibujar” decía en una de sus entrevistas (Saul Bass- Advice to Design Students). Y es que fue uno de los grandes diseñadores gráficos de su época, antes y después de dar movimiento a las dos dimensiones.

Secuencia de los créditos de apertura para la película de Otto Preminger “The Man with the Golden Arm”. Saul Bass.
Saul Bass: el maestro de los motion graphics
El tipo bebió de las mieles del constructivismo y la Bauhaus. Lo hizo a través de un profesor suyo que, prepárense para el chisme, había trabajado codo con codo con el mismísimo László Moholy-Nagy (ese loco genial que mezclaba tecnología y diseño como si fueran cócteles en una fiesta). Más que beber, se cayó a la marmita, si no, juzguen ustedes.

Algunos de los carteles diseñados por Saul Bass.
Las técnicas revolucionarias de Bass
- Simplificaba formas con la precisión de un cirujano.
- Con solo dos colores y uno de reserva, Bass creaba universos visuales que desafiaban la imaginación.
- Mezclaba tipografías. Le fascinaban los asimétricos: esos caracteres rebeldes y fuertes que parecían recortes de periódicos, que te gritaban su mensaje.
- Bass comprendió, con claridad que el diseño no era una isla solitaria, era el puente que conectaba la pintura, la escultura y todas las demás disciplinas artísticas en una danza frenética.
- Sus composiciones se retorcían y contorsionaban. Transmitían movimiento cuando realmente estaban quietas.
De los carteles a los créditos: el salto a la gran pantalla
Quizás fue por esto por lo que Otto Preminger, al ver el cartel que le había encargado para “Carmen Jones”, le pidió unos créditos para el inicio de esa película y a partir de aquí, como dicen los que saben, el resto es historia.

Cartel para la película “Carmen Jones”. Director:Otto Preminger. Diseño: Saul Bass
Entró arrasando con todo a su paso con The Man With the Golden Arm (1955). Rompió con las convenciones de los títulos estáticos de la época aplastando la realidad en formas geométricas que bailan al son de la música. Los motion graphics estaban en la pantalla grande. Bass tenía en cuenta la música, vaya que sí. Se montaba unas jam sessions como los mejores músicos de jazz. Jugaba con el espacio y el tiempo como si fuese plastilina. Tenía el control del tiempo; el control de la cuarta dimensión.

Alfred Hitchcock y Saul Bass en el set de “Psicosis”.
Colaboraciones legendarias y el impacto en Hollywood
Trabajó con cineastas del tamaño de Otto Preminger, Michael Anderson, Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick, Robert Wise y Jerome Robbins. Hazte este viaje alucinógeno a través del tiempo y el espacio (os dejamos una lista de reproducción de sus créditos).
Creó películas dentro de las películas. Hubo a quien eso le daba un poco de canguelo (por el tema del ego y esas cosas). Quentin Tarantino en una entrevista en 2017 a The Hollywood Reporter dijo:
A diferencia de Martin Scorsese, yo no podría ceder el control creativo de la secuencia de apertura de mis películas a nadie, ni siquiera a Saul Bass”.
Más allá de Hollywood: la evolución de Bass
Pero llegó un día en el que, como él mismo afirma en Minerva: Una conversación entre Saul Bass y Billy Wilder:
Los títulos imaginativos se volvieron una cuestión de moda, no de utilidad, y en ese momento me retiré”.
Se apartó del loco Hollywood, de tanto foco y grandes capos del séptimo arte. Él siempre buscó un propósito en su obra. No era de los que hacían arte por el mero hecho de hacerlo. Así es que, en tándem con su mujer Elaine, creó “Why Man Creates” (1968) – Ganador del Oscar al Mejor Documental Corto. Realizó logotipos que se grabaron a fuego en la retina colectiva, como el de Minolta, y pequeñas joyas como esta para Bell: AT&T Archives: Saul Bass Pitch Video for Bell System Logo Redesign.

Elaine y Saul Bass.
El legado duradero de Saul Bass
Ya en los años 90 el Nuevo Hollywood con Scorsese a la cabeza lo reclamó. De nuevo junto con Elaine, hizo magia en el opening de Goodfellas (1990) ¿No encontráis un parecido razonable en esos textos que llegan y se van pitando en “The Sopranos Opening Credits”? Y como broche de oro, nos regaló su despedida con Cape Fear de Scorsese (1991).
Voló cabezas, señores.
Y aquí estamos, años después de su tiempo, todavía atrapados en el mundo visual de Saul Bass. Hipnotizados por sus vertiginosos motion graphics. Reconocerán ustedes que fue uno de los arquitectos más importantes del cine moderno. Ni actores ni diálogos. Solo líneas, colores y formas… y todo el maldito peso del mundo.