Desde sus inicios, la Inteligencia Artificial ha sido una tecnología revolucionaria en casi todos los sectores e industrias, aumentando significativamente la automatización de muchos sistemas y procesos. Su reciente aparición en el mundo del arte y el diseño ha permitido nuevas formas de creación, expresión y experimentación. Junto a ellas, han surgido grandes controversias entre creativos, además de dudas respecto a lo que estas nuevas herramientas generativas significarán en un futuro para nuestras carreras como profesionales.
Retrocedamos un poco: ¿quién creó la Inteligencia Artificial?
Aunque ya habían empezado a surgir ideas sobre el tema desde 1943, no fue hasta 1952 cuando Arthur Samuel creó un software capaz de jugar al ajedrez de forma autónoma, dando origen a la Inteligencia Artificial. En 1997, tras varios acontecimientos, la Inteligencia Artificial ‘Deep Blue’ de IBM le ganó al campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov, marcando un momento histórico en el que el hombre fue derrotado por la máquina.
Poco a poco, nuevos descubrimientos e inventos permitieron el avance de esta tecnología, logrando llegar al arte hace unos 4 años aproximadamente. En 2018 se vendió la primera obra realizada por Inteligencia Artificial llamada ‘El retrato de Edmond de Belamy’. Ésta se creó mediante un algoritmo llamado ‘red adversarial generativa’ o ‘GAN (Generative Adversarial Network)’, el cual busca patrones en una base de datos y crea copias a partir de ellos hasta que se consideren aceptables. Esta tecnología abrió puertas a otras aún más potentes.
Hace 2 años la empresa OpenAI reveló una herramienta capaz de generar imágenes a partir de textos descriptivos, llamada DALL-E. Esta Inteligencia Artificial funciona mediante un proceso de aprendizaje denominado el “Deep Learning”, el cual requiere de una gran cantidad de datos de los que, una vez recogidos, es capaz de aprender de ellos y de sus propios errores. Es por esto que esta nueva tecnología va mejorando y alcanzando resultados de mejor calidad cada vez.
Solo un año después, sacaron DALLE-2, una versión mucho más realista y precisa, demostrando la velocidad exponencial a la que está creciendo esta tecnología. Lo que vemos ahora es un bebé recién nacido, y aunque aún no veamos una amenaza tan clara, ese bebé va a crecer generando cambios drásticos en la industria del diseño gráfico.
Qué está provocando la Inteligencia Artificial en el arte y el diseño
Como comentábamos, las nuevas herramientas de la Inteligencia Artificial en el diseño han generado muchos puntos de debate entre artistas y diseñadores. Veamos algunos de ellos.
- Muchas veces el orgullo y el sentido de pertenencia que sentimos sobre una obra propia va ligado al tiempo y al esfuerzo que hemos dedicado a ella. Si con una herramienta como DALL-E, capaz de generar imágenes originales en segundos, conseguimos resultados a nuestras ideas sin invertir ninguno de estos dos factores, ¿Qué es lo que nos hace sentir realmente como los propietarios de una obra? Puede que estemos encaminándonos a un arte donde predominan las ideas sobre el talento técnico de hacer las cosas. Ya no hay ejecutores, ahora todos tomamos el rol de diseñadores creativos.
- Esta significativa reducción de tiempos es algo que puede emocionar a algunos por la mayor cantidad de posibilidades que tendrán a la hora de crear, pero, a otros, atemoriza por la automatización y posible dependencia de estas nuevas herramientas para acelerar y tratar de alcanzar el ritmo de los nuevos estándares.
- Más allá del sentido de pertenencia, cuando hablamos de los derechos de autor que tiene una persona sobre una obra creada por una herramienta de Inteligencia Artificial, no queda claro a quién le pertenece, ¿al que creó el algoritmo, al algoritmo en sí, o al que dio las bases para que se creara esa obra en específico?
- Ya no es sólo el diseñador o el artista el que es capaz de generar estas imágenes. Si ahora cualquier persona puede acceder a estas herramientas, ¿cuál será el valor agregado del artista? Empieza a parecer cada vez más difícil que una persona quiera contratar a un artista o creativo cuando puede generar por sí mismo, por menor precio y tiempo, una imagen o ilustración perfectamente válida para ellos (aunque para nosotros los profesionales no lo sea). Además, las herramientas están pudiendo copiar estilos de distintos artistas específicos. Basta con poner las palabras claves con su nombre para que la IA genere la imagen. Esto tendrá un gran impacto en los artistas y en el valor de sus obras.
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Tenemos claro que la Inteligencia Artificial está transformando el mundo del arte y diseño, generando nuevas posibilidades y desafíos, pero todavía hay muchas dudas. Por ejemplo, el nivel de independencia que podrán conseguir estas herramientas. Sabemos que la Inteligencia Artificial puede enriquecer la creatividad humana, ¿pero realmente podrá reemplazarla? Viéndolo desde un punto optimista, debemos tratar de aprender a manejarlas para complementarnos con ellas. Si conseguimos utilizarlas para explorar nuevas ideas y posibilidades, pero reconociendo los límites y sin depender exclusivamente de ellas, podremos mantener un equilibrio entre la tecnología y el trabajo humano.