Cuando hablamos de diseñar con tipografías o de diseño tipográfico, no nos vamos a referir tanto al diseño de fuentes tipográficas (que daría para escribir durante toda una vida), como al uso de sus recursos para comunicar ideas. Es decir, al diseño que se sirve únicamente de la tipografía como recurso gráfico y comunicativo.

La característica más importante y generalizada del texto es que transmite un mensaje. Fue concebido para ello.

 

Sin embargo, no solo se transmiten mensajes con las palabras que reconocemos al leer las letras. Las letras mismas pueden tener características que transmiten ideas implícitas en el diseño de las mismas.

Es bastante evidente la diferencia conceptual que genera el mismo texto diseñado con una tipografía de palo seco extendida y con una tipografía caligráfica.

Históricamente, el trabajo de diseñar con tipografías se ha caracterizado por una intención fundamental: la legibilidad. Siempre ha sido básico que los caracteres fueran reconocibles para que se entendiesen como tal. De no serlo no podrían llamarse caracteres. Aun así, la forma de los caracteres siempre ha evolucionado en base a la herramienta con la que se vaya a reproducir. Las formas y los acabados son muy distintos si tallas en piedra o si utilizas un pincel en papel. Es por esta razón que la evolución formal de los caracteres ha sido muy lenta. Aún hoy podemos reconocer perfectamente cada letra de cualquier inscripción romana.

Por tanto, se podría decir que, desde un punto de vista formal, cualquier parte de un carácter puede tener tanta potencia y comunicar tantas ideas y sensaciones como un determinado color o tipo de pincelada en la historia de la pintura.

De hecho, a poco que se preste un poco de atención, existe una riqueza tipográfica extraordinaria, y la forma de solucionar gráficamente un mismo elemento puede ser radicalmente distinta. Esto, si se utiliza con gusto y conocimiento, es una de las herramientas más potentes con las que cuenta un diseñador gráfico. No saber aprovecharlo ni darle importancia conllevaría perder un buen porcentaje de calidad en el trabajo desempeñado.

Diseño tipográfico: de la función y la forma

En función del medio en el cual se vaya a reproducir el texto, el tamaño tipográfico, etcétera; se presentan variaciones en las características de los caracteres. Casi sin alterar sus rasgos formales básicos (la estructura que hace que una A parezca una A), cada tipografía va a ser diseñada en base a unas condiciones. Estas condiciones van a hacer que cada tipografía tenga una idiosincrasia.

Pongamos por ejemplo, el caso de la Bell Centennial. Se trata de un rediseño de la Bell Gothic realizado por el gran tipógrafo Matthew Carter entre 1975/78. Originalmente fue diseñada para la compañía de teléfonos americana Bell, ya que existía un problema en sus listines telefónicos: al reproducirse el texto a un tamaño tan pequeño, la tinta se desbordaba y generaba deformidades en los caracteres.

Para subsanar esto, el bueno de Matthew procuró unas trampas de tinta (espacios abiertos en los ángulos más agudos de cada carácter) evitando así el desborde. Teniendo en cuenta el tipo de papel en que se iba a reproducir y el tamaño tipográfico, estas cavidades en los caracteres tienen el tamaño justo para que el texto sea perfectamente legible. Además, aumentó la altura de la x en la caja baja; la hizo ligeramente más condensada y aumentó el tamaño de los blancos internos.

Esto conllevó que el texto se pudiera reproducir a un tamaño menor, con una altura de línea menor también. El ahorro de papel fue brutal. Claro, esta tipografía, en el contexto para el que fue diseñada, tiene una legibilidad extraordinaria. Se trata de un hito a nivel de diseño responsable.

Usar la forma

Conociendo la historia de esta tipografía, cualquiera le tiene un gran aprecio. Debido a las trampas de tinta en conjugación con todas las modificaciones que se realizaron, la Bell Centennial vista a un gran tamaño tipográfico tiene unas características formales muy peculiares. Cuando la tipografía tiene un tamaño en el que las trampas de tinta no funcionan como tal, éstas se convierten en elementos gráficos que otorgan una fuerte personalidad a la tipografía.

El paso interesante se da cuando un diseñador se sirve de esta marcada personalidad para transmitir valores, dándole de esta manera una nueva vida a la tipografía.

ejemplo de diseño tipográfico

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