Cuando estamos maquetando el diseño de una publicación en Indesign es fundamental trabajar con estilos de texto. Sería posible crear nuestra maqueta sin crear ningún estilo. Y en algún caso, como cuando maquetamos un cartel, no sería ni necesario. Pero a la hora de enfrentarnos a un tríptico, un folleto o una revista en donde la cantidad de texto es mayor y se repiten muchas fórmulas (como titulares, encabezados, etc…), usar estilos agiliza de manera notable el flujo de trabajo.
Con el uso de estilos de textos conseguimos mejorar varios aspectos, como:
Al tener que crear estilos que deben ser generales, nos obligamos a generar una estructura jerarquizada que va a añadir orden y limpieza a nuestro diseño. Tendremos que crear estilos para los titulares, para los párrafos, para los ladillos, los resaltados, etc…
El trabajo se hace más cómodo ya que podremos ajustar nuestro diseño de manera más eficiente. Si necesitamos cambiar el tamaño de la tipografía en los titulares, el color de los resaltados, o la sangría francesa en las listas, no tenemos que hacerlo elemento por elemento. Los ajustes los hacemos sobre el estilo y el cambio de efectúa automáticamente en todos los elementos del textos en donde hayamos aplicado el estilo corregido.
Como trabajamos de manera global, evitamos errores que puedan surgir debido al despiste.
La principal diferencia es, como su propio nombre indica, que la unidad mínima donde se va a aplicar el estilo es sobre un párrafo o sobre un carácter. Además tenemos que saber para cada caso:
Hay que tener en cuenta qué considera Indesign como párrafo en una maquetación. Todos entendemos que un párrafo es un bloque de texto en donde se trata alguna idea principal y que acaba con un punto y aparte. Y lo visualizamos mentalmente como el típico bloque de texto… el típico párrafo con muchos renglones y palabras. Es muy fácil no darse cuenta que también son párrafos los titulares, los subtítulos, los resaltados, los ladillos o los elementos de lista. En indesign (si tenemos activada la opción de “mostrar signos ocultos”) es muy fácil identificar un párrafo ya que, al final del mismo, aparece el símbolo del calderón (¶).
No es un estilo alternativo al estilo de párrafo, si no que lo complementa añadiendo a porciones de texto determinadas atributos más específicos como pueden ser la negrita o la cursiva.
Como norma general deberemos crear estilos desde el más general al más específico. Por ello, deberemos empezar creando estilos de párrafo frente a los de carácter, ya que su aplicación es más general. Del mismo modo, cuando creemos estilos de un mismo tipo, deberemos crearlos de más a menos generales. Por ejemplo: lo normal es empezar por crear un estilo de texto principal que será el tipo de texto que más contenido va a tener cualquier publicación. Seleccionaremos tipografía, tamaño, color, espaciado, etc. Después iremos creando estilos de párrafo más específicos como los titulares, los ladillos o los resaltados que es muy probable que compartan algún atributo del estilo de texto principal.
Como norma general deberemos crear estilos desde el más general al más específico.
Debemos tener en cuenta que los párrafos son los principales elementos compositivos del texto y los estilos nos ayudarán a generar una jerarquía adecuada y una mejor composición visual. Por ejemplo: es muy habitual que compositivamente los párrafos principales se separen ente sí. Esta separación podemos controlarla con los estilos al principio o al final del párrafo. Para el texto principal nos interesa aplicar la separación al final. De este modo, cuando insertas el texto en la maqueta, los párrafos se separarán automáticamente según el estilo que hayamos creado. Sin embargo, para elementos como los titulares, debemos controlar el espaciado antes y después del párrafo.
Los estilos de carácter se deben utilizar para controlar estilos que no podemos controlar con los estilos de párrafo. Los estilos de carácter se aplican sobre elementos que ya deben tener un estilo de párrafo aplicado. De esta manera, estilos típicos de carácter serían:
Y en general todos los estilos que nos sirvan para añadir énfasis sobre el conjunto de caracteres que lo apliquemos.
Otro uso muy habitual sería creando estilos anidados, que son estilos de párrafo especiales en donde podemos aplicar varios estilos de carácter siguiendo una serie de indicaciones. Por ejemplo, cuando maquetamos una bibliografía, un índice o una lista, podemos encontrar elementos de un mismo párrafo que deben tener estilos especiales como una cursiva para los títulos de obra, o que la numeración de una lista numerada esté en negrita. En estos casos los estilos de carácter son muy útiles.
Maquetar con estilos de párrafo y carácter sabiendo cuándo aplicarlos es una práctica muy útil y fundamental si queremos realizar un trabajo profesional y eficiente.