La ascensión del Premiere

A la zaga de otras opciones como el Avid o el Final Cut en sus inicios, Adobe Premiere se convirtió en los últimos años en una de las primeras opciones para profesionales a la hora de encarar la tarea de edición de vídeo. Una de las grandes ventajas con las que contaba el software era lo bien que hablaba con After Effects (también de Adobe, uno de los programas de postproducción y efectos estándar de la industria).

Así mismo, Premiere supo aprovechar el paso en falso que para Apple supuso el Final Cut Pro X allá por 2011, para ensanchar su hueco en el mercado. Adobe, con Audition o Speedgrade, dotó de un ecosistema de apps sólido a su herramienta de edición para convertirla en la preferida de estudiantes y profesionales.

La suite de Adobe CC te permitía encarar cualquier proyecto audiovisual dentro de ese ecosistema, y la jugada salió bien. Premiere ganó enteros y se colocó en el podio como uno de los tres programas de edición de vídeo punteros para todo profesional que se preciase.

Aquí un montón de apps que no necesitas pero por las que pagarás igualmente.

También introdujo el pago por suscripción, con lo que podías contar con todas las apps de la suite por un precio mensual relativamente barato, en lugar de tener que hacer un desembolso inicial muy grande para hacerte con ellas. Además, a diferencia de la compra, la suscripción te permitía tener los diferentes programas siempre actualizados, siempre a su máximo de potencial (al menos en teoría). La contrapartida fue que a partir de ese momento ya no hubo libertad para comprar una versión del software para aquellos que así lo prefirieran.

Síntomas de Agotamiento

El primer pinchazo de la suite para vídeo quizá estuvo en el Speedgrade, el programa de corrección de color que pretendía rivalizar con el estandarizado Davinci Resolve. Speedgrade se estancó y finalmente fue sustituido por el espacio de color Lumetri dentro del propio Premiere, que cada año se ha ido perfeccionando. Con todo, el panel de color Lumetri, nunca ha logrado llegar a la potencia y capacidad del Resolve.

A partir de ahí, mientras la industria se ha seguido moviendo, en los últimos años Adobe empieza a dar síntomas de agotamiento.

Sus dos principales ventajas: que era un ecosistema de distintos programas de edición de vídeo que hablaban fantásticamente entre sí a través del célebre dynamic link, y poder acceder al servicio de forma relativamente sencilla y barata y estar siempre actualizado, han ido siendo superadas por sus principales competidores.

Pero con todo ese no es el principal problema de Premiere. A nivel técnico el software de Adobe presenta problemas de optimización, sobre todo en proyectos de larga duración que requieren trabajar con muchos archivos, con resoluciones altas, efectos y corrección de color (cuelgues frecuentes, archivos que tardan mucho en cargar, incluso en ocasiones editando con proxies…), lo cual complica mucho el flujo de trabajo y estira el tiempo que hay que dedicar a los proyectos.

Cada vez más profesionales comienzan a hacer el switch hacia otros programas.

Las alternativas

Avid Media Composer

El Media Composer es un programa muy sólido, con un flujo de trabajo muy fluido en proyectos de larga duración. Por eso en las grandes ligas -cine, series, programas de TV- sigue siendo el estándar.

No está pensado no obstante, como un software “finalizador”. Es verdad que tiene buenas herramientas de corrección de color (mejores desde luego que el Lumetri de Premiere) y también para hacer efectos, pero el Media Composer está pensado principalmente para editar el proyecto y finalizar en otros programas, generalmente la corrección de color en Resolve y el audio en Protools -también de Avid- con el que habla muy bien al pertenecer a la misma compañía.

En cuanto a su accesibilidad ofrece una gran flexibilidad. Se puede comprar pero también te puedes suscribir al programa por menos de 20€ al mes. Además hay precios especiales para estudiantes y profesores e incluso hay una versión gratuita para no profesionales (con bastantes limitaciones, es verdad).

Ahora mismo, si sólo consideráramos el precio, yo recomendaría el Media Composer por encima del Premiere.

Final Cut

El Final Cut también es un excelente programa de edición de vídeo, muy ágil en el flujo de trabajo, con una interfaz muy agradable e intuitiva y capaz de procesar altas resoluciones sin problemas.

Sus herramientas de corrección de color dan también muy buen resultado, así como su diseñador de textos o sus herramientas para edición de sonido -el hecho de contar con una librería de efectos de sonido es también un punto a tener en cuenta-. Pero es verdad que el Motion (el programa de efectos de Apple) es menos potente que Adobe After Effects.

Uno de los problemas de este software es su accesibilidad. No es que el precio sea elevado: 329€ por su compra y actualizaciones gratuitas.  Pero sólo está disponible para Mac, con lo que los usuarios de Windows o Linux no pueden tenerlo como opción.

Davinci Resolve

Con la versión 15 de Resolve, sacada en 2018, Blackmagic Design se apuntó un gran tanto.

Si me lo preguntan a mí, y a menos que se pongan mucho las pilas en Adobe, es esta última versión de Resolve la que le ha dado la puntilla al Premiere.

Tradicionalmente el Davinci había sido un programa puntero, centrado en la corrección de color. De unos años a esta parte, coincidiendo con la salida al mercado de las primeras cámaras Blackmagic, la compañía empezó a mejorar las funciones de edición de vídeo del software y edición de audio (el Fairlight). Por otro lado, Blackmagic contaba también con Fusion, un programa de composición y efectos profesional basado en nodos, capaz de rivalizar con After Effects.

Lo que ha hecho Davinci el año pasado es juntar todas estas funciones en una única plataforma, integrando el Fusion en Resolve. De esta manera ofrece un único software que contiene además del mejor corrector de color del mercado, un editor de vídeos excelente con una gran optimización, muy cómodo y agradable de usar y con una gran fluidez en proyectos exigentes; un editor y mezclador de audio, el Fairlight, que nada tiene que envidiar al Audition de Adobe; y le pone la guinda del Fusion.

Es decir, puedes empezar y terminar un proyecto sin salir del mismo software, con lo que supone eso en la simplificación del flujo de trabajo y lo que se gana en tiempo. Tienes además herramientas colaborativas, smart bins para organizar los archivos, tiempos de render veloces y una gran estabilidad.

En cuanto a su accesibilidad es tal vez el software más accesible de todos. Existe una versión gratuita que contiene prácticamente todas las funciones del programa y otra versión completa, por 269€. En el caso de que compres alguna de las cámaras de Blackmagic la versión completa del Davinci te viene incluida, por lo que tampoco tendrás que pagar nada.

El salto a Resolve

Por todo ello, para nosotros está claro que es el momento de dejar atrás Premiere. Y el motivo de decantarnos por Resolve por encima de Avid tiene mucho que ver con la capacidad “finalizadora” del programa de Blackmagic.

La emigración de Premiere a Resolve no es, en general, complicada. Eso sí, el salto del After al Fusion hay que decir que no es del todo sencillo, porque al estar el Fusion basado en trabajo por nodos, requiere de un tiempo extra de aprendizaje que hay que tener en cuenta a la hora de plantearse el cambio. Y también hay que decir que para animadores gráficos seguramente aún sea el binomio After Effects-Illustrator el que le de mejor resultado.

En cualquier caso este artículo no deja de ser una opinión, basada en nuestras necesidades y gustos particulares. Si a alguien le sirve para sacar sus propias conclusiones, eso que nos llevamos todos.

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